Feliz 2018

¿Hay un antes y un después tras las doce campanadas de esta noche? Creo que no, la verdad. La Tierra, la galaxia, el universo entero, los átomos que lo componen, no estarán especialmente alertas ante el cambio de un calendario que nos hemos inventado los humanos. Desde un punto de vista racional, hasta científico, nada va a diferenciar un segundo de 2017 de uno de 2018. Ahora bien, desde el principio de los tiempos los humanos nos hemos dedicado a medir el tiempo, las estaciones y las repeticiones, sobre todo fijándonos en esa estrella mediana que es nuestro Sol y que rige la vida en la Tierra. Nos encantan las efemérides, contar, medir y celebrar y eso, al menos para mí, está por encima de toda racionalidad y es lo suficientemente hermoso como para desearle, desearme, un muy feliz año 2018.

Esta noche todos los que tengamos algo que celebrar vamos a tratar de estar junto a los que más nos importan. Sí, es cierto que comeremos y beberemos más y mejor que otras noches del año, pero lo más importante es que estaremos junto a nuestra familia, hijos quizá, padres, abuelos, amigos o pareja. Los más importantes estarán con nosotros, y los ausentes en nuestra memoria, recordando otras tantas noches en las que ellos fueron importantes. Con las uvas en su punto de dulzura o con su mosto burbujeante estaremos esperando las doce campanadas, tras las cuales desearemos un feliz año a todos los que con nosotros estén en ese momento; los smartphones empezarán a whatsapear decenas de mensajes y, aunque sea un invento de nuestra civilización, en ese momento de verdad creeremos que iniciamos una nueva etapa, que todo un porrón de días nos están esperando para ser todo lo felices que queremos y creemos poder ser. Nuestra capacidad de imaginar en positivo se colocará en el disparadero de los sueños pequeños y grandes, de pequeños y grandes en edad. Quizá hasta nos parezca que todo lo bueno está por suceder en nuestras vidas y es muy bueno que así sea. Y yo, ahora, quiero soñar en como será para todos este Nuevo Año. Lamentablemente la miseria, la guerra, la pobreza y las injusticias de todo tipo no van a cambiar… pero sí que deseo que sean un poco menos malas que en el año que termina. Espero paz y quiero paz; espero prosperidad para todos, también para mí, por qué no; espero que haya muchos momentos dichosos, que por cada deseo no cumplido haya, por lo menos, tres que se hayan hecho realidad; deseo el amor como fuente de la eterna juventud, deseo amar y ser amado; quisiera mayor protección para todos los desfavorecidos (para eso sí deberían servir bien nuestros impuestos) y sobre todo deseo que todos los que son infelices ahora mismo, por la razón que sea, encuentren el camino sin retorno a una vida más plena en la que no se hagan daño a sí mismos y, por tanto, tampoco a los demás.

2018 será un año más y un año menos. Pero que sea intenso, que sintamos que lo hemos aprovechado a tope y que en la próxima Nochevieja podamos decir que le hemos sacado todo el jugo posible. Lo mejor que podemos pedirle a 2018 es que, en esencia, sea todo lo bueno que nosotros estemos dispuestos a trabajarlo: por nosotros, por los que nos quieren, por los que reciben nuestro trabajo y por la sociedad en su conjunto para que entre todos luchemos por ella. Feliz Año Nuevo.

lamadriddiario@gmail.com

4 comentarios sobre “Feliz 2018

  1. Muy buenas Antonio!

    Ha sido un placer compartir unas horas contigo en mi camino este año , y espero poder compartir algunas mas el que entra 🙂

    Sé que tu eres muy consciente de estas cosas, pero me encanta este mensaje que te comparto, sacado del Facebook de Mirta Medici (psicóloga)…

    «No te deseo un año maravilloso donde todo sea bueno. Ése es un pensamiento demasiado mágico y utópico.
    Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres.
    Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay batallas imposibles de ganar por las que no vale la pena luchar.
    Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que si corres del lugar de la queja, podrás cambiar.
    Que no te permitas los «no puedo» y que reconozcas los «no quiero».
    Te deseo que escuches tu verdad, y que la digas, con plena conciencia de que es sólo tu verdad, no la del otro.
    Que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo.
    Que aprendas a tolerar las «manchas negras» del otro, porque también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo.
    Que no te condenes por equivocarte; no eres todopoderoso.
    Que crezcas, hasta donde y cuando quieras.
    No te deseo que el 2018 te traiga felicidad. Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir»

    Que la felicidad sea el camino, no la meta! 🙂
    Namaste

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