Satisfacción de vivir

Ayer, precisamente ayer, he tenido la fortuna de vivir un momento apasionante en mi vida. Le cuento:

Hace dos años tuve la oportunidad de conocer a una maravillosa persona, un ángel en vida pero, lamentablemente, ángel destrozado. Pocas personas he conocido en las que se den tantos infortunios concentrados en una misma persona. Se trata de una mujer y su nombre ficticio es Sheila.

Sheila padeció una infancia compleja, difícil. Si usted quiere pensar en todas las peores circunstancias de vida que puede sufrir una persona, casi con seguridad que en ella se habrán dado el 90% de lo que usted haya imaginado. Cuando la conocí estaba pasando por su peor momento. Una persona muy allegada a ella me pidió que la conociera. La primera vez que nos vimos vino acompañada de su pareja. Conocí su vida y con los rudimentos que poseo (no soy sicólogo, ni terapeuta, ni nada por el estilo, tan sólo soy un apasionado conocedor del alma humana) traté de ayudarla, presencialmente en unas ocasiones y por videoconferencia en otras. Sheila vive en una población muy alejada de mi residencia. Estuvimos viéndonos durante unos cuantos meses hasta la culminación en una visita que hizo a Santander en compañía de su pareja y de sus hijos, fruto de una relación anterior. Fue un fin de semana intenso, apasionante, pero sobre todo, emocionante, en el que descubrimos todo un mundo interior para todos ellos.

Tras aquél fin de semana nos vimos en un par de ocasiones más y hablamos en otro par de momentos y fui testigo de la evolución y transformación de Sheila en lo que, a día de hoy, se ha consolidado como una vida plena, con una inmensa satisfacción de vivir de ella y de las personas que la quieren, que la queremos. En este momento Sheila disfruta de un trabajo satisfactorio, que antes no tenía, de una vida plena en lo sentimental, en lo familiar y en su propio sentimiento de realización personal. Es feliz después de enterrar a todos los fantasmas de su pasado; de desterrar de sí misma todas las fugas y evasiones que la permitían continuar viva (aunque fuera en estado vegetativo). También es feliz por tener por delante un futuro de normalidad, de ilusión por vivir, de ganas de progresar y crecer. Desde luego el mérito de todo lo que ha conseguido es exclusivamente de ella, de su pareja y de sus hijos. Mi aportación ha sido anecdótica pero no para ella pues hace unos meses me emocioné al recibir un whatsapp en el que me invitaba a su boda (siendo consciente de que todos los demás invitados eran, estrictamente, personas de su entorno familiar). Qué alegría tan grande la que sentí al recibir la invitación. Y ayer y gracias a Sheila pude vivir ese gran momento en su vida, coronado por el enlace con su chico y, estoy convencido, por el arranque de una nueva vida para ella y para los que allí estuvimos presentes.

Para la buena gente la vida siempre acaba dando segundas oportunidades y este quisiera que fuera un mensaje de esperanza para muchas personas. Oportunidades de reconstruir lo que las circunstancias pasadas se habían encargado de derribar o incluso de impedir que nada bueno fuera realidad. Sheila es hoy una nueva mujer con pleno derecho a vivir su segunda oportunidad, con el derecho a entender que nunca fue responsable de su pasado, hasta que ha tenido la oportunidad de serlo de su presente y de su futuro. Sheila tiene todo el derecho a querer, a amar y a ser amada… ¡Hay tantas sheilas en el mundo que merecen este derecho! Sheila, gracias por haberme hecho disfrutar de un momento tan feliz. Felicidad-es.

lamadriddiario@gmail.com

2 comentarios sobre “Satisfacción de vivir

  1. Hola Antonio,
    Conociéndote estoy segura que diste todo lo mejor de ti para ayudar a Sheila y ella así lo ha reconocido ofreciéndote lo que consideró en ese momento lo mejor que ella podría darte, su felicidad.
    Te doy mi enhorabuena por ser destinatario de la gratitud de la gente. Dice mucho de tí.
    Rosario

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