Y, además, es imposible

Vivimos en un contrasentido pleno y es que queremos trabajar menos y ganar más.  Queremos dedicar menos tiempo a la generación de riqueza, eso es en lo que consiste trabajar y, al tiempo, tener más recursos, más dinero, para vivir mejor. Esta es una bipolaridad social que nos sumerge en aspectos tan controvertidos como los siguientes: el primero es diferenciar a trabajadores de empresarios, cuando ambos son trabajadores, tanto el que emprende, como el que trabaja para otro, ambos están trabajando para generar una riqueza en su propio beneficio. Otro contrasentido es el absentismo laboral en el que nos hemos instalado con cifras récord en el pasado año 2023; hemos pasado, en tan sólo 8 años de un coste de 10.000 a 25.000 millones de euros, en el último año ( Fuente: Tesorería General de la Seguridad Social y base de datos RESINA (Sistema de Información Sectorial de las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social), lo que equivale a que en 2023 1.400.000 personas, que tendrían que haber estado activas trabajando, no lo han estado. Es cierto que las causas pueden ser múltiples, pero la consecuencia es única, nos empobrece. El otro gran contrasentido es pretender reducir el número de horas trabajadas teniendo idéntico salario. Quizá pensemos que el trabajo de máquinas, robots o de la IA nos permiten dedicar menos tiempo al trabajo y puede ser cierto en un trabajo más manual, pero en el organizativo, estratégico, de planificación, de diseño de nuevos escenarios, etc, en ese no nos lo va a quitar nadie y quienes dedican 10 ó 12 horas diarias a estas tareas consiguen generar riqueza para ellos y para sus empresas. Es conocido que no es posible conseguir duros a peseta y eso es de lo que nos tratan de convencer en los últimos tiempos, pero es imposible; eso sí, vende mucho, capta muchos votos y genera interés en quien piensa que la vida puede ser más regalada de lo que es o a quienes desean ganar el pan con el sudor del de enfrente.

Debemos ser conscientes de que todas las nuevas generaciones van a tener que trabajar hasta los 70 ó 75 años de edad y a la vez van a tener que estar formándose hasta los 30 ó 35 años para conseguir dos logros: de un lado adquirir la capacitación que les permita ser competitivos, en un mercado cada vez más exigente y, por otro, desarrollar un trabajo mucho más estimulante y gratificante, intelectualmente hablando, que les permita tener la sensación de que trabajar no es una maldición divina sino que puede llegar a ser un buen paraíso. Ya lo decía Maslow, que el objetivo supremo del ser humano es sentirse útil y aportar valor. ¿Qué mejor manera?

antonio.lamadrid@re-encontrarte.com

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