No fui capaz de…

Seguro que hay situaciones o circunstancias en las que, si echamos la vista atrás, nos damos cuenta de que no fuimos capaces de hacer o decir tal cosa. En la vida hay muchos momentos en los que, o no nos atrevimos o no lo teníamos claro o no vimos la oportunidad como para poner la energía suficiente de sacar adelante cualquier tipo de iniciativa. Considero que esto, en sí mismo, aunque puede parecer una limitación, muchas veces se convierte en una fortaleza, pero sólo si sabemos entender lo que pasó, asimilarlo, entender las consecuencias y generar el aprendizaje suficiente como para no volver a caer en los mismos errores. Es cierto que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, aunque a veces parece que la han pintado de color o está más pulida o incluso tiene algún tipo de diseño que la hace parecer distinta, pero sigue siendo la misma piedra.

Siempre he sentido que el peor lamento que puede tener una persona es el de omisión, porque si actuaste y te equivocaste, cuando menos pusiste algo de tu parte para conseguir lo que querías, pero si te quedas parado, detenido por miedos o inseguridades, en algún momento te pasará factura. Si ahora que estás leyendo este artículo caes en la cuenta de alguna de esas cosas que no llegaste a poner en marcha o de alguna de esas personas con las que no te atreviste a interactuar, a comunicarte o a proponerle aquello que considerabas que pudiera ser bueno para ella y para ti, a buen seguro que lamentarás tu inacción. No siempre es por cobardía, a veces es que no somos capaces de conseguir internamente los recursos que necesitamos para tomar la decisión y claro luego, a toro pasado, vemos muy claro lo que teníamos que haber hecho, pero en el momento no. En mi caso creo que lo que mejor me ha pasado, con respecto a estas circunstancias, es que cuando he tenido delante mío un tren, al que consideré que me tenía que subir, se me vinieron a la cabeza unas cuantas de aquellas veces en que no fui capaz y eso me sirvió para tomar la decisión de ir hacia adelante. Estoy convencido que, muy probablemente, te haya sucedido lo mismo y en cierto sentido es una forma de saldar una deuda consigo mismo, sea el resultado que sea de la iniciativa, nos permite vernos a nosotros mismos de una manera más positiva. De hecho una persona que conozco muy bien siempre me dice que no tomar una decisión es ya una decisión en sí misma, por eso, la próxima vez que tengamos el tren por delante, le cojamos o no, será una decisión la que habremos tomado.

antonio.lamadrid@re-encontrarte.com

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.