Transformación Digital

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¿Es posible que aún haya alguien que no se haya dado cuenta de que el mundo, la sociedad, la economía, la empresa, la vida en general, dependen y vibran cada vez más en el entorno digital? Empresas, organizaciones, instituciones: ¿qué y cuánto tiene que pasar para que sean capaces de reaccionar con la fuerza con la que lo está haciendo la sociedad en su conjunto?

Es muy respetable seguir anclado en los tiempos de la peseta, del “Un, dos, tres” o del Renault 5; por supuesto. Pero la crisis, de la que ya casi nadie habla afortunadamente, (aunque aún muchos la sufren) ha traído un nuevo modelo de sociedad en la que el poder de decisión y la fuerza de mercado se han desplazado desde quien fabrica o distribuye hacia el consumidor o usuario final. Éste decide a golpe de tecla lo que quiere y con su elección soberana pone a cada uno en su sitio. Es imprescindible que nuestras organizaciones evolucionen transformando los viejos modos de proceder adecuándolos a las actuales circunstancias. Un empresario con una marca muy potente de ámbito nacional me decía: “estoy dispuesto a transformar lo que sea necesario, denme una hoja de ruta que sea factible; sé que dentro de diez o quince años mis consumidores serán todos nativos digitales y yo no me puedo quedar atrás”. La necesaria transformación digital ha dejado de ser una opción para convertirse en una imperiosa necesidad. Bajo mi humilde criterio ¿esto qué significa? Creo que nos obliga a entender que el mundo se ha desdoblado definitivamente, partiendo de un mundo físico, real y que podemos tocar a otro que es virtual, compuesto de ceros y unos. Ceros y unos que se pueden transformar en acciones concretas, en actuaciones políticas, económicas o administrativas. Y la transformación significa entender que ya el mundo virtual es tan potente, si no más, que el físico, y que ambos son tan reales como los impactos que ellos generan en nuestras vidas.

Actualmente los medios para poder tener visibilidad, personalidad o efectividad comercial en internet son tantos y tan diversos que necesitamos la labor de expertos que nos asesoren en lo que mejor se adecúa a nuestras organizaciones. Actualmente trabajo con uno de estos genios de internet y es sorprendente todo lo que podemos hacer y lo poco que se actúa en este ámbito; particularmente, en las empresas. No puedo dejar de decirlo: necesitamos directivos 3.0, no jefes o empresarios del siglo pasado con la mentalidad de que todo lo que se hizo en las épocas en las que ellos pasaron a ser decisivos en el mercado es lo mejor. Lo mejor es lo que se adapta a los tiempos del cliente y este ha cambiado para no volver a ser nunca más como lo fue el de hace veinte o treinta años.

A día de hoy seguimos enseñando a nuestros hijos a escribir con las manos. ¿Cuántos de ellos las utilizarán para escribir en quince o veinte años, cuando sean profesionales ganándose la vida? Pocos, muy pocos. Teclados en ordenadores, tablets, smartphones, etc. Todo cuanto pasa por las manos de nuestros hijos es digital, ellos son nativos digitales y serán compradores y consumidores digitales. En estos momentos Finlandia, la cuna de la educación, ya está experimentando con la posibilidad de dejar de usar las manos para escribir y pasar a la dígitoescritura.

La transformación digital no consiste sólo en comprar más ordenadores o que los comerciales lleven tablets en su acción de venta. Eso es un mero formalismo. La transformación afecta al modo de entender la organización, a que todos interactúen en conjunto gracias a las herramientas digitales y aprender a obtener el máximo beneficio de la relación virtual con el cliente, que será más numeroso y más decisor en sus propias opciones de compra o consumo. ¡Animémonos! Tenemos todo un mundo por delante.

lamadriddiario@gmail.com

Un comentario sobre “Transformación Digital

  1. Quiero publicar el comentario que me acaba de hacer una persona acerca de este tema:
    «Todos los cambios que experimentamos en nuestras vidas dan un poco de vértigo. Sales de la zona de confort levantando un pie, eso produce desequilibrio y el vértigo que antes comentaba, ya cuando levantas el otro pie y lo posas en la nueva zona que con el tiempo será «zona de confort» te sientes algo más segur@. En esta trasnformación digital que nos cuentas, nos pasa lo mismo, aunque quizá para muchas personas el vértigo sea aún mayor, por ser un mundo más desconocido que el real. Los cambios son imparables y quién no se suba al tren de ellos, se quedará en un anden obsoleto.
    Muchas gracias por compartir tus artículos cada semana conmigo.
    Que tengamos una semana de progresos en los cambios que se producen día a día.» MJ.

    Gracias a MJ y buenas noches.

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