¿Estás estresado?

Partiendo del título de un artículo de Cristina Galafate en Expansión y que titula “Así amenaza tu vida el estrés encubierto que opera en silencio”, ¿tienes estrés? ¿Te sientes estresado? ¿Sabes que según Bruce Lipton, uno de los mayores expertos mundiales en epigenética y a quien tuve la suerte de conocer hace unos años, el 90% de las enfermedades nacen del estrés? ¿Dices sentir estrés porque queda bien, porque parece que es un indicativo de una actividad profesional relevante, importante e intensa? Si realmente estás estresado y quieres dejar de estarlo es relativamente fácil. Sigo con las preguntas: ¿de dónde nace el estrés? Cualquiera podría decir que de la tensión del trabajo o de las dificultades o de la ansiedad. Lo cierto es que todo esto son consecuencias y tal y como señala el Instituto Francés para el estrés y la ansiedad, el estrés nace, fundamentalmente, de la basura mental que nos generan las preocupaciones. En mi profesión he tenido la suerte de poder trasladar esta idea a cientos de personas y, si soy capaz de expresarlo aquí adecuadamente, quizá algunos lectores de este artículo se puedan ver beneficiados de ello.

Tener una cierta tensión de trabajo diaria, eso es bueno, lo que es disfuncional es caer en lo que se denomina distrés, que es a lo que comúnmente llamamos estrés. Como el colesterol, hay un estrés por defecto que es el eustrés y otro por exceso que es el distrés. Pero ¿cómo podemos contener, en la mayor parte de las situaciones, el estrés? La solución para no estresarse es no preocuparse, simplemente ocuparnos en aquello que tengamos que hacer o resolver en un momento determinado. Todos tenemos problemas y dificultades y lo relevante es poder contar con las soluciones a esos problemas, si es que existen. Ante un problema hay dos alternativas: ¿tiene solución o no la tiene? Para no preocuparnos, si tiene solución, lo mejor que podemos hacer es aplicar y activar esa solución lo antes posible, agendando la tarea en el teléfono, resolviendo la tarea en el momento, planificándola, programándola o encargándosela a alguien para que la ejecute. Y si no tiene solución, también hay dos alternativas; una es que no tenga solución nunca, con lo cual debemos de olvidarnos sin más; la otra es que no tenga solución ahora y si la pueda tener con posterioridad. En este caso lo que debemos hacer es planificar esa solución para cuando sea posible y aquí viene lo más difícil, olvidarnos de ello por completo y apartarlo de nuestra mente hasta que podamos resolverlo de manera efectiva. De ese modo no nos creará basura mental y por tanto no estaremos tensionados. Humildemente creo que el distrés no surge por trabajar mucho sino por no hacerlo adecuadamente. ¡A tu salud!

antonio.lamadrid@re-encontrarte.com

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