Feliz Vitalidad

Las puertas de la Navidad están a punto de abrirse, las de una Navidad como nunca antes la habíamos conocido. Es insoslayable que lo más lamentable de la nueva realidad es la de todas aquellas personas que han perdido a familiares y amigos y la de tantos que se han visto afectados con un perjuicio en su salud, por la misma causa. Para todos ellos mis condolencias y sentimiento de solidaridad. Para el resto, para los que queremos celebrar la vida, debemos agradecer la suerte de seguir “intactos” y sentir con plenitud, en la medida de lo posible, la sensación de una Feliz Vitalidad y el deseo sincero de que nos dure casi casi una eternidad.

Es cierto que parece que se nos ha roto, de golpe, toda una centenaria tradición de grandes celebraciones familiares, comidas de empresa, cenas de amigos, largos paseos por las calles de nuestras ciudades, besos y abrazos a las personas queridas, reencuentros con familiares y amigos que vienen de lejos o desplazamientos nuestros a otras ciudades. También las salidas nocturnas, las copas en la calle o los brindis por las Fiestas con amigos o compañeros de empresa o en el momento menos pensado. Pero tenemos que darle una vuelta a nuestras mentes y seleccionar lo positivo de esta situación: seguimos vivos, vitales y con ganas de dar batalla al virus, arrinconarle en su soledad y prepararnos para disfrutar dos Navidades. La primera, la que tenemos cercana e inmediata y el mejor modo de disfrutarla es favoreciendo la contención de los posibles contagios y sus dramáticas consecuencias, sabiendo que estaremos contribuyendo a que nuestros seres queridos sigan estando ahí, libres de todo virus. Tenemos la oportunidad de servirnos de las nuevas tecnologías para poder sentirnos más cerca de todos los que, siendo cercanos, ahora deben estar en la distancia. El amor, el afecto, los sentimientos de cariño no van a disminuir por la distancia, más bien al contrario; estaremos deseosos de las segundas Navidades, las del 2021. Para la segunda, ya tengo preparados todos los besos, abrazos, felicitaciones, achuchones, apretones de manos, risas cercanas y miradas al rostro, libre de mascarillas;  para esas Navidades serán blancas de virus y todos las podremos compartir dentro de un año. Ahora, sólo tenemos dos tareas por delante: la de sentirnos agradecidos con la vida por tenerla, por su calidad y la de arropar, en la distancia, a todos los que deseamos hacer sentir que la Navidad sigue en nuestros corazones. En cierto sentido, la mejor Navidad que podemos tener es la que permanece en nuestra memoria indeleble, la de todas las que hemos podido disfrutar en nuestra vida. Hagamos un collage emocional con todas ellas y compartamos, con vitalidad, estos días de magia, familia y entrañables sentimientos. Feliz Navidad!

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