Alcohola

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Hace unas semanas leía en EL DIARIO MONTAÑÉS que los jóvenes españoles, en verano, dedican 144 horas al consumo de alcohol. Según la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) el 35,6% de los chavales de entre 14 y 18 años reconocía haberse emborrachado en el último mes. En esta franja de edad, uno de cada tres no consume alcohol, otro tercio consume alcohol y el otro tercio consume alcohol junto a alguna otra sustancia psicoactiva.

No, no. No me voy a rasgar las vestiduras en estos momentos. Estas actitudes se corresponden a los tiempos que nos toca vivir y soy el menos indicado para criticar comportamiento alguno. Pero sí que quisiera llamar la atención sobre un hecho. Beber alcohol para los chavales no es un fin en sí mismo, es el mejor medio que conocen para llevar a cabo su objetivo: conocer personas interesantes y no morir, de vergüenza, en el intento.

Hace cinco o seis años una conocida marca de preservativos publicó un estudio, llevado a cabo con miles de jóvenes de toda España, en el que el 98,5% de ellos reconocía que cuando salía a la calle lo hacía con la intención de conocer personas interesantes, de conquistar y ser conquistados. No sé si el decimal, en mis tiempos frescos en el recuerdo, era un cinco o un seis; pero la parte entera era exactamente la misma. La intención no ha cambiado en los últimos siglos de existencia del ser humano.

Con esas edades, un poco más tardías en mis tiempos, lo que quieres es conocer a chicos, a chicas, probar la fortuna de conocer a alguien con quien poder charlar, coincidir, agregarte, y todo lo que humanamente sea posible, pues es el tiempo en el que el mayor descubrimiento de una persona son los otros. Todos los otros que uno puede llegar a conocer, todas las historias que uno puede llegar a vivir; uno empieza a hacerse mayor y a querer ejercerlo con la prisa, el ansia y el deseo que dan esos años. A veces las prisas traen malas consecuencias, físicas o emocionales, pero queremos sentirnos queridos, deseados, gustados y reconocidos por todos los que son como nosotros y aspiramos a ser lo que otros ya han sido.

La cuestión importante es que se bebe alcohol por el hecho de relacionarse, de vencer los miedos, vergüenzas y timideces para acercarse a alguien y poder entablar una conversación, de tanteo y de tonteo, como todos hemos hecho y seguiremos haciendo. El alcohol nos ayuda a decir ¡hola! y ellos no lo necesitarían si tuvieran más seguridad en sí mismos, si en su entorno se hubieran “trabajado” bien sus cualidades para la relación personal, para no tener vergüenzas, para quererse un poco más a ellos mismos y saber que son tan válidos como cualquier otro, y para llevar la iniciativa verbal, camino a la corporal en muchos casos, sin necesidad de adulterar el ánimo, sin necesidad de dormir en alcohol sus timideces para dar el paso de hablar con aquella chica, con aquel chico.

Hoy, más que nunca, nuestros jóvenes hijos viven en un tiempo de incomunicación real, compensado por la virtual de los smartphones digitales (no hay más que ver la velocidad con la que mueven los dedos por encima del teléfono) y de las redes sociales virtuales. Eso facilita, aún más, que la red social real sea más difícil, menos verbal, menos comunicativa y muy complicada de afrontar con miedos e inseguridades.

Si fomentáramos en ellos la superación de esas vergüenzas, tardarían más en enseñar las otras. Se sentirían más seguros en la oportuna aproximación por la conversación y tendrían la cabeza fresca para elegir a la persona más conveniente en cada momento. Seamos garantes de sus seguridades. Más adelante, nos lo agradecerán.

6 comentarios sobre “Alcohola

  1. Antonio, como padre de niños pre-adolescentes estoy preocupado por esta realidad. Hacer que nuestros jóvenes separen el «alcohol» del «hola» es tarea que comienza en la niñez. Y es ahí donde está nuestra gran aportación. 2/3 de adolescentes que consumen alcohol de manera habitual es una fracción muy elevada para pensar que la estadística nos va a favorecer.

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  2. Me resula extraño que los jóvenes de estos tiempos sian tenuendo tantas diicultades para entablar una conversación con otros chicos de su edad. No parece que hayamos avanzado mucho en las relaciones interpersonales.

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    1. No, lamentablemente no hemos avanzado nada, más bien hemos retrocedido. No existe la seguridad suficiente como para poder establecer una conversación de manera natural y esto es responsabilidad de los que somos padres, la verdad.

      Gracias por tu comentario.

      Antonio

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