31.536.000

2013

Al margen de los presupuestos del Estado o de la Comunidad, este es el presupuesto que tenemos cada uno de nosotros para el próximo año. Lo podemos dedicar a gastar, invertir, derrochar, disfrutar, trabajar, reír, amar, comer o dormir. Podemos dedicar cada cifra del mismo a potenciar lo mejor de nosotros y de los demás, o podemos destinarlo a amargarnos la vida, a sentirnos culpables de lo que hacemos y de lo que omitimos; es nuestra libre decisión.

Casi todos nosotros, afortunadamente, podremos agotar todo el presupuesto del próximo año que comienza en apenas dos días; a algunos pocos no les quedará más remedio que interrumpirlo en el momento menos oportuno para los que aquí quedamos y otros se incorporarán, a lo largo del año, con un presupuesto menor, aunque no menos intenso.

31.536.000 son los segundos que vamos a poder vivir a lo largo de 2013, son los instantes que el Nuevo Año nos va a deparar. Los segundos serán iguales para todos; otra cosa bien distinta es lo que cada uno pueda hacer con ellos; el cómo los aprovechemos será responsabilidad de cada uno de nosotros.

Quizá usted recuerde que hace un año algunos nos deseaban un feliz 2013 pues todas las perspectivas socioeconómicas eran tan desastrosas para el año que estamos a punto de dar carpetazo y portazo, que nos felicitaban el año que ahora vamos a comenzar. Es posible que todavía queden algunos que mantengan un “feliz 2014” por los mismos motivos, pero yo le quiero felicitar este año que vamos a empezar, porque felicitarnos también es un modo de facilitarnos el comienzo, algún día tendrá que ser, de tiempos mejores.

Disponemos de un crédito maravilloso para aprovecharlo. Piense en la cantidad de cosas que se pueden hacer. ¿Nos animamos a hacer planes, como todos los años? Según termine la Navidad empezaremos a ir al gimnasio, vamos a estudiar inglés de modo definitivo, dejaremos de fumar (después de hartarnos en estas fiestas), vamos a aprender algún oficio o a formarnos y capacitarnos en una habilidad que nos sea útil en el trabajo o para trabajar, nos plantearemos la reforma de la casa o vamos a tratar de perder los kilos que dicen que nos sobran. Al igual que los fascículos de colecciones imposibles que empezamos y al poco tiempo abandonamos, así nos va a pasar a muchos de nosotros con estas intenciones imposibles.

¿Y por qué no nos planteamos algún otro objetivo diferente para dar uso a los más de 31 millones que vamos a tener? Podríamos tratar de ser más optimistas, de dejar atrás viejas reglas obsoletas que ya no funcionan; intentar enriquecer nuestra propia autoestima siendo conscientes de todo lo bueno que tenemos y lo mucho que debemos mejorar; lograr ser personas de valía en nuestro entorno personal y profesional, que todos deseen estar junto a nosotros, porque les enriquecemos. Podríamos ambicionar el renovar nuestra capacitación profesional, desaprender conocimientos que ya no sirven y aprender los que estos tiempos requieren. Quizá seríamos capaces de tratar de conquistar todos los días del año a nuestra pareja transmitiéndole ilusión por vivir, por querer más de todo lo bueno que nos rodea. Incluso podríamos pensar en dar el paso para emprender nuestro propio negocio, llevar a cabo esa idea que lleva tiempo rondándonos la cabeza y atrevernos a afrontarla. 2013 es un número como cualquier otro, sea en la lotería, en el calendario, o en euros. Lo importante es que sepamos exprimir todo lo que este año nos pueda tener reservado; quizá una parte esté reservada por el propio destino (nadie lo sabe) pero seguro que la mayor, y nadie nos la debe negar, es nuestra, depende de usted, de mi, de nosotros. Luis Aragonés decía: “Podemos”; eso mismo digo yo. Feliz Año.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.