La oscuridad de la luz

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Necesitamos que alguien nos ilumine para entender el marasmo en el que estamos sumidos familias y empresas. Teniendo como tenemos una de las rentas más bajas de la Unión Monetaria no se entiende que el coste de nuestra electricidad sea el tercero más elevado. Nunca entenderé cómo siempre somos capaces los españoles de estar en los puestos de cola en todo lo que es bueno y saludable para nuestra economía y sociedad y, sin embargo, en cuanto a perjuicios siempre estamos en la cabeza; será para rompernos la crisma con más facilidad…

Como todo lo que está dignamente embrollado, la cuestión eléctrica pasa de mano en mano y el más tonto, el pagano, se la queda. Los políticos actuales acusan a los anteriores, los anteriores acusan a los actuales de no ser capaces de resolverlo, y las eléctricas se quejan, indirectamente, de todos ellos y exigen la compensación de sus dineros invertidos.

No merece la pena ponernos técnicos y empezar a alumbrar cifras, datos y justificaciones, tal y como se está haciendo en estos momentos en los medios, por unos y por otros. Lo que debemos exigir son dos aspectos bien sencillos: responsabilidad y soluciones. Responsabilidad para que nadie escurra el bulto y salga a la palestra asumiendo sus decisiones. Nadie pretende que el gestor político de turno sea perfecto, pero sí que si se equivoca que lo reconozca, más que nada porque si no sabemos la causa que justifica la situación actual es muy difícil encontrar soluciones. Esas son las que de inmediato se deben poner en marcha; soluciones que permitan encontrar una salida al túnel negro y oscuro de nuestra electricidad patria.

Pero sí, voy a hablar de cifras, de grandes cifras. Quiero hablar del 55% del coste de la tarifa eléctrica que son impuestos y subvenciones; quiero hablar de que en los años de la crisis la luz se ha elevado en más de un 70%; quiero hablar de que, incomprensiblemente, tenemos un parque de generación eléctrica del doble de nuestra capacidad de consumo; quiero hablar de que las centrales de ciclo combinado de las Eléctricas (que han supuesto parte importante del déficit tarifario) están funcionando al 8% de su capacidad productiva; quiero hablar de que las pymes españolas estamos pagando la tercera electricidad más cara de Europa (viva la competitividad) y, sobre todo, quiero hablar de las cerca de millón y medio de viviendas que en 2012 sufrieron un corte de luz por impago. Con todo el respeto, lo que debiéramos hacer es un buen corte, pero de mangas, a todos los ineptos que nos han llevado a esta situación, otro corte a sus atribuciones políticas, a quien corresponda, y otro recorte en todos los que han especulado con la electricidad, que muchos han sido.

Y ahí sigue estando presente el déficit tarifario, que es como un gran agujero negro en el que todo dinero que pueda suponer aumento de la tarifa eléctrica, es absorbido e incorporado a un nuevo incremento de la deuda del Estado (de todos) con las Eléctricas. ¿No habrá alguien lo suficientemente iluminado como para aportar luz a esta oscuridad? Invito a cualquiera de los intervinientes en este sector a que deshilen esta madeja de cable eléctrico pero no diciéndonos cómo estamos ahora (eso ya lo sabemos) sino por qué hemos llegado hasta aquí y el modo, no tarifario, en el que se pueda solucionar. Nunca pretenderé que paguen justos por pecadores pero que tampoco acabemos siempre siendo los mismos, los pagadores, los que tengamos que asumir los errores de otros.

Semanas atrás un tiovivo en el centro de Santander funcionaba movido por las piernas en bicicleta de su propietario… ¿acabaremos así en todo?         lamadriddiario@gmail.com

3 comentarios sobre “La oscuridad de la luz

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