La ley del mercado: oferta y demanda

mercado laboral

Qué poco adecuado. Incluso, si quiere, qué incorrecto en lo políticamente correcto, pero: ¿podemos hablar de la compra y venta de personas? ¿Tiene esto algo que ver con la esclavitud? ¿Comerciamos con personas? Usted, yo, ¿somos una mercancía, un producto que se compra o se vende? Pues sí, lo somos; todos lo somos. Desde el momento en que pasamos de los libros a la búsqueda de un trabajo nos convertimos en objeto de intermediación en el mercado laboral. Quien compra en este mercado, como en cualquier otro, quiere hacerlo con la mejor relación calidad precio. ¿Qué es calidad en este caso? El valor que aportemos al puesto demandado, nuestras habilidades y conocimientos y, sobre todo, nuestra adecuación a lo que la empresa demanda en ese momento: experiencia, implicación, compromiso, actitudes o grado de profesionalidad. A mayor calidad y adecuación a lo que se precisa, mejores serán las condiciones de compra, las de contratación, como en cualquier otro mercado. Cuando usted compra un producto o un servicio quiere que su compra sea lo mejor posible y que el precio esté en consonancia con el valor que usted percibe. Somos mercancía, entonces: sí. ¿Y?

Usted o yo que también nos ofrecemos en el mercado, pretendemos que se nos compre (remunere) con el mejor precio, el que consideramos se corresponde con nuestras habilidades o experiencia. Cuando oferentes y demandantes nos ponemos de acuerdo, el desempleo tiene un inscrito menos en sus tristes listas. Listas como las que recientemente nos hablan de una Cantabria empobrecida por la dureza de este mercado en sus carnes, mercado en el que sufren por igual contratantes y contratados. De los primeros (empresas) en dos años se han esfumado 1.200 y de los segundos (trabajadores) 14.300. (Entre diez y doce trabajadores de media por empresa.) Y, lo peor, en ese mismo tiempo la población ocupada o con ganas de ocuparse se ha reducido en Cantabria en 15.000 personas. Lo fácil, como siempre, sería echar la culpa al gobierno, a Merkel o a la UE, pero no hay culpables pues esto es responsabilidad de todos, de todos los que configuramos el mercado.

Recientemente una persona de 31 años me decía que, siendo así las cosas, lo que teníamos que hacer era ir en contra de las leyes del mercado, rebelarnos en conjunto contra todo imperio del dinero. Que podríamos vivir mejor sin tantas cosas. Me lo decía convencido, a la vez que miraba en ese momento su Smartphone y así se lo hice saber: “Eliminamos todos los teléfonos móviles, esas zapatillas Nike que llevas puestas, el coche que tienes aparcado en la puerta y con un calzón, por todo lujo, nos aposentamos en una cueva a ver la vida pasar y a consumir las menos calorías posibles para que ni eso nos cueste dinero; todos anacoretas.” Y me contestó: “Ya, ¿pero por qué todos queremos lo mismo? ¿Por qué tiene que mandar el mercado?” “Porque lo que tiene valor es lo que todos así se lo concedemos pues nos proporciona un mayor nivel de satisfacción, de comodidad o de prestigio y en dar valor a todo eso solemos coincidir todos, casi todos”. Esta persona me decía que tendríamos que volver a la economía de trueque y que desapareciera el dinero. Le contesté que el trueque siempre ha existido y existirá; todos cambiamos nuestro trabajo por el de los demás para poder comprar lo que necesitamos o queremos. El dinero es un mero instrumento de cambio, por sí mismo no tiene valor. Lo que lo tiene es lo que somos capaces de adquirir con nuestro esfuerzo, con lo valioso que sea y si así también lo reconocen los demás. El mercado somos todos, está claro ¿verdad?

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3 comentarios sobre “La ley del mercado: oferta y demanda

  1. !Cuánta razón mi querido Antonio, lo que quizás este joven intentaba decir es que aún dentro de la sociedad hay otras opciones. De hecho, surgieron alternativas de intercambio de tiempo y servicios, eliminando el dinero, escaso, como herramienta. No obstante, el perfil del chico se corresponde con la educación y formación de este siglo.

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  2. El mercado amigo Antonio, cuanta energía, tiempo y dinero dedicamos todos a ello, cuando hablamos de «mercado», enorme concepto, solemos olvidar que como los ríos tiene dos orillas, el mercado de la oferta y el de la demanda, el regulador nos vende que las normas vienen establecidas para ayudar a un desarrollo continuado y sólido de los mismos ( sostenibilidad), pero no es así, los reguladores han fallado estrepitosamente, no se han anticipado, y culpar a la sociedad en su conjunto provocando cambios muy profundos en algunos casos irreversibles, fomenta y hace creer que el mercado en si mismo es despiadado, pero lo que ha ocurrido es que en muchos casos se ha descompensado en todos los ordenes, valores, morales, éticos, haciendo buenas la idea de que no los mejores tendrán mas oportunidades, siendo muchos expulsados hacia otros lugares donde esa formación y cualidades son valoradas, así las sistemática es que se provoca desequilibrios económicos, sociales, desarraigo y perdida de consumo, que a su vez provocará nuevos cierres en la otra orilla y perdida de empleos, así creo que va a resultar difícil, y el regulador poniendo mas y mas normas, tampoco ayuda a que se encuentren en el » puente» y coincidan esos intereses. Perdón por extenderme. Un abrazo

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